sábado, 6 de octubre de 2007

¡He vuelto!

Aunque no debería, teniendo en cuenta la pila de documentos que tengo sobre mi mesa en estos momentos, aquí me tenéis de nuevo.
Como mis pretensiones de actualizar el blog cada semana al menos han probado no ser muy realistas, intentaré resumir el último mes en este post y empezar de nuevo con una política un poco menos ambiciosa. En cualquier caso, eso no os exime, mis queridos colaboradores, de arrimar un poco el hombro y postear algo de vez en cuando. No voy a hablar de trabajo porque es aburrido (hablar del trabajo, no el trabajo en sí ;) ) y últimamente no sé si a causa del destino, de mi psique retorcida o de una combinación de todos esos poderes juntos (en plan Power Ranger) mi vida no para de complicarse. Mi vida fuera de la universidad (sin contar las largas horas en casa delante del ordenador) es suficiente para no parar de escribir en una buena temporada.

Empecemos poco a poco:

El 24 de Septiembre por la noche empezamos las clases de buceo para obtener la certificación de Open Water Diver (se supone que va a ser crucial en nuestro futuro), clases que se prolongarían hasta el domingo a las cinco.
Las clases teóricas no estuvieron mal, aunque resultan un poco redundantes después de haberte hecho leer el libro y ver unos DVDs con la información del libro resumida (igualito que el CAP en la relación de contenidos, libro-DVD y su utilidad relativa aunque todo mucho más entretenido, evidentemente). Intelectualmente no fue un gran desafío, aunque al final el que musmu le estuviese copiando los ejercicios en el libro de Tarfearauko mientras ambos se dirigían en su coche-vaquita (algún día os mandaré una foto del mismo) hacia el sur por la 35 dio su fruto, y Tarfereauko pudo presentar orgulloso sus deberes hechos al llegar a clase. Los cuestionarios y el examen muy sencillos también y... ¡si todo se hubiese quedado en eso! El problema es que el 80% del curso se imparte ... ¿a ver si adivináis dónde? ... en la piscina.
Al principio todo muy bien: montar y desmontar el equipo varias veces, nadar 200 yardas de cualquier manera... el problema surgió cuando nos metimos con todos los cacharros en la piscina y a nuestro querido instructor (como iréis descubriendo yo, sobre todo, le tengo un graaaan cariño) no se le ocurrió mejor idea que ordenarnos la inmersión sin las gafas durante un minuto respirando por el 2nd stage (antes de haber hecho cualquier otra cosa). El que en la revista que nos metieron con el paquete al matricularnos aparezca curiosamente un artículo explicando de forma detallada la mejor forma de hacer que la gente no le coja pánico a esta maniobra y el que en el libro te informen de que eso es una habilidad que suele estar programada en la tercera práctica, evidentemente, no quiere decir nada. Como el primer intento terminó conmigo tragándome media piscina, le dije al instructor que necesitaba un poquito de tiempo para ver cómo funcionaba el aparatito para respirar y acostumbrarme a utilizarlo y a respirar por la boca antes de intentar convencer a mi cuerpo de que se olvidase de que tenía nariz. Como según parece teníamos muchísima prisa y no se podía hacer nada de eso (no time for practice!) el resultado fue que musmu casi se convierte en una rata ahogada y que sólo consiguió sobrevivir a la maniobra tapándose de forma muy indigna (aunque práctica) la nariz. El resto del día no fue mal del todo, pero salí de la piscina completamente convencida de que nadie iba a conseguir arrastrarme allí de nuevo.

Al llegar a casa, no obstante, decidí que no iba a dejarme intimidar por un instructor, por muy scuba master que fuese, y descubrí que la fontanería moderna permite practicar en casa. Así que llené el labavo de agua, cogí un snorkel y me puse a hacer burbujitas. ¡Sin las gafas! Enseguida descubrí que aquello no era tan malo y que, al cabo de un rato, hasta era bastante relajante: oyes tu respiración, las burbujitas y desaparecen las conversaciones de los vecinos. El problema (siempre tiene que haber alguno) es que, una vez dominada la técnica de respirar bajo el agua sin gafas, decidí, sin pensarlo demasiado, extender mis prácticas a técnicas más avanzadas. Cuando oí el ¡chop! del agua cayendo sobre las baldosas caí en la cuenta de que quitarse el snorkel, dejar que se llene de agua, limpiarlo y seguir respirando, aunque una maniobra sencilla, no es muy recomendable en un cuarto de baño.


Algo más tranquila después de la comprobación empírica de que sí se puede respirar bajo el agua si hay aire disponible en algún sitio, volví el domingo a la piscina a las nueve menos cuarto de la mañana.
A partir de mis primeros cinco minutos en la piscina del sábado se había vuelto evidente el hecho de que "el profe me cogió manía", y que había decidido que una servidora no era más que una whiney-troublemaker y que le importaba un rábano (esto ya fue el día dos) que me pareciese que mi BCD era pequeño, a pesar del hecho evidente de que la única otra persona en la piscina que tenía un XS era un niño de 10 años que probablemente cupiese en el compartimento para equipaje de mano de un aeronave de Iberia.
Supongo que debería sentirme halagada de que mi tendencia a la esfericidad no fuese más visible, pero en esos momentos tengo que reconocer que me preocupaba más la idea de tener que poner y quitarme el cacharro en cuestión en el fondo de la piscina que cualquier consideración estética.

A pesar de llevar un BCD demasiado pequeño y tener encima más plomo que cinco baterías, conseguí superar todas las "skills" a la primera (¡incluso nadar sin gafas!) y hasta disfrutar de la experiencia. Sólo subí a la superficie para preguntarle al instructor si era malo notar hormigueo en las manos (sí, ya sé que suena estúpido, pero después de estar una semana leyendo sobre las cosas horribles que te pueden pasar si te descomprimes y, teniendo en cuenta que me duelen los dientes al correr, es mejor asegurarse). Es en ese momento cuando me dice que no tiene ni idea de qué le puede estar pasando a mis manos y que, a pesar de que estoy haciéndolo todo bien no sabe si me aprobará porque parece que estoy muy nerviosa porque lo estoy haciendo todo demasiado rápido. Intenté preguntarle educadamente que qué rayos esperaba que hiciese si todas las veces que le fui a comentar algo me mandó a paseo diciendo que teníamos mucha prisa (aunque se pasó más de media hora con un señor que no era capaz de ponerse el cinturón en el agua y que al final tuvo que abandonar y un buen rato con un niño que tenía algunos problemas para ponerse y quitarse el BCD), pero creo que no me salió demasiado educado y como en ese momento sí que me estaba empezando a alterar, me volví para el fondo a seguir con los "fin pivots", que es algo mucho más constructivo. Eso sí, los fin pivots y el resto de actividades subacuáticas las estuve haciendo a cámara lenta. Eso no contribuyó demasiado a que dejase de temblar de frío, pero si no hay prisa, no hay prisa.

Al final, para variar, Tarfearauko fue el diplomático y arregló la situación. Porque yo salí de la piscina tremendamente indignada y le dije que hiciese lo que le diese la gana, que para algo él era el instructor, pero que me parecía poco serio que me dijese que el problema era que había hecho todo demasiado rápido cuando el mensaje de los primeros cinco minutos del curso era que "no tenemos tiempo para nada". Junto con mi teoría de que si ves a alguien en clase haciendo algo mal, lo normal es comentárselo para que se corrija y esas cosas (creo que hasta le dije que si lo que quería es que pusiese cara de felicidad debajo del agua que podía hacerlo, pero que eso no aparecía en el libro en la lista de habilidades necesarias) . Después de eso no se le ocurrió nada mejor que decir que claro, que si me daba un ataque de pánico en el lago y salía disparada para la superficie podía ser un problema muy grande. Entonces decidí que lo mejor era largarse antes de decir alguna barbaridad o tirarlo a la piscina con los plomos y sin BCD. No sé que le comentó T. durante la ducha, pero supongo que fue eficiente, ya que en el coche (no me dejó despedirme del individuo ;) ) me informó de que había pasado esta parte del curso. ¡Nos vemos en el lago!


Después de releer esto me doy cuenta de que sí que soy un poco whiney ¿no? je, je.

Bueno, como podéis ver el miércoles siguiente nos llegó todo el material a casa (los de LeisurePro trabajan muy bien y hacen unos paquetes monísimos).


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